
¿Nada mejor que despertar a una hermanita dormilona a vergazos, no? Este cabrón no se aguantó las ganas y se lanzó a darle duro a la hermanita. La morra dormía plácidamente hasta que le abrieron las piernas de golpe para meterle toda la verga en ese chocho apretado.
La putita blanca gemía como loca, sintiendo cada embestida. Le encanta que la despierten con una buena cogida, y su hermano no perdona—le dio sin piedad hasta dejarla temblando. Una jalada bien caliente, de esas que te dejan sin aliento.