
La madura más putona no aguantaba las ganas de follar. Cuando vio al amigo jovencito de su hijo en casa, no dudó en provocarlo hasta dejarlo con la verga dura como una roca.
El chaval se sentó en la silla y esta guarra se montó de una vez en su polla, moviendo el culo como una diosa. El morbo era tan intenso que el novato no aguantó ni cinco minutos y se corrió como un maldito, mientras la vieja sabrosa seguía dándole duro.
¡Vaya polvo rápido pero explosivo!